La evaluación en el aula de lenguas extranjeras: evaluación inicial, formativa, sumativa y el uso de rúbricas

¡Hola a tod@s!

En esta entrada nos centraremos en los contenidos que versan sobre la evaluación y el uso de descriptores en el aula de lenguas extranjeras. En primer lugar sería pertinente comenzar definiendo el término evaluación antes de desarrollar en profundidad el tema. Por lo tanto, la evaluación es una recogida sistemática de datos que guían la toma de decisiones dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje. Podemos tomar varios tipos de decisiones mediante la evaluación, por ejemplo: cambiar de metodología o mantener la misma, detectar necesidades de refuerzo o repaso de ciertos contenidos, etc. Ante todo, la evaluación debe ser variada, consistente y clara, ya que cuantos más datos recojamos e instrumentos de evaluación distintos utilicemos para recabarlos, más completa y fiable será. 

                               

Entonces, ¿por dónde deberíamos empezar a la hora de evaluar? Pues lo que debemos hacer es recoger datos y guardarlos para realizar un diagnóstico acerca de cómo es la clase, es decir, una evaluación inicial o diagnóstica. Esta evaluación tiene que ser el reflejo de lo que vayamos a hacer en clase y tiene que haber una modalidad escrita y una oral. Además, es interesante tener varias muestras de distintos tipos para saber de dónde vamos a partir. El alumnado debe estar familiarizado en todo momento con lo que se les va a pedir y cómo se les va a evaluar. Finalmente, me gustaría añadir que este tipo de evaluación lo podemos utilizar a final de curso o del trimestre para que el alumnado vea lo que ha progresado y se sienta motivado con su evolución. Bajo mi punto de vista, no se le da toda la importancia que puede tener a este tipo de evaluación, ya que muchos docentes no se paran a diseñar unas actividades específicas para llevarla a cabo e incluso utilizan una que viene prefabricada en el libro de texto y no tiene en cuenta las características del alumnado ni recoge lo que el docente tiene planificado enseñar. Creo que debemos tener muy presente que conocer a nuestro alumnado y sus posibilidades es esencial para favorecer su proceso de aprendizaje. Así como, estar en un proceso de observación continuo para ir introduciendo mejoras y retirando lo que no funciona, me refiero, por supuesto, a la evaluación formativa. 

En cuanto a la evaluación formativa, es la que considero más importante de todas, ya que ayuda al alumnado a centrarse en los puntos débiles que tienen que reforzar para mejorar su aprendizaje sin tener que esperar al final del trimestre para saberlo, es decir, es un seguimiento continuo. Asimismo, sirve para que le docente evalúe su práctica en el aula y pueda mejorar en su trabajo. El alumnado es el foco de atención del aprendizaje, su trabajo en el aula es en lo que se centran las evaluaciones que se van recogiendo a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje, por lo tanto, son más fiables acerca de las competencias que tienen realmente. Sin embargo, todo esto no tendría sentido sin el feedback. Esa retroalimentación que le proporcionamos al alumnado tiene que servir para indicarles cómo pueden mejorar y llegar a alcanzar sus objetivos de aprendizaje. Cuanto más rápido sea el feedback, más efectivo será para el alumnado y antes podrá mejorar. Lo más importante es que sea descriptivo, sobre todo en las rúbricas para que haya realmente información de cómo lo hicieron y como pueden alcanzar el siguiente nivel. Existe feedback de muchos tipos, podemos transmitírselo mediante una nota numérica, comentarios por escrito, descriptores de competencia, informes de progreso, feedback oral, etc. El caso no es qué forma es la mejor para proporcionarles feedback, sino que nos aseguremos de que lo asimilen. Siempre debemos tener en mente que el feedback más valioso es el que ayuda a mejorar. 
En clase, hicimos un pequeño debate sobre las ventajas y desventajas de cada forma de proporcionar feedback y concluimos en que debe ser personalizado y describa muy bien lo que le queremos transmitir al alumno para que mejore. Luego, hicimos algunas actividades para poner a prueba lo que habíamos entendido por feedback. Además, por mucho que estemos acostumbrados a las notas numéricas y que incluso necesitemos un número para quedarnos tranquilos y saber si vamos a promocionar, debemos tener siempre presente que las calificaciones si no van acompañadas de algún tipo de feedback, no sirven de nada, ya que no les permiten saber al alumnado qué tienen que hacer para pasar al siguiente nivel. Incluso invitan a que se hagan comparaciones entre las notas de unos y otros, y esto les afecte muy negativamente a ciertos alumnos.

Hemos hablado de la importancia que tiene la evaluación formativa, pero también debemos mencionar que no es fácil implantarla en el aula y para eso existen ciertas estrategias. En primer lugar, es vital que compartamos con el alumnado lo que se espera que aprendan, por ejemplo, elaborar entre todos la rúbrica con la que se les va a evaluar y acostumbrarlos a trabajar con ella para que estén muy familiarizados con esta durante todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Usemos la estrategia que usemos, debemos tener siempre claro que el aprendizaje está ocurriendo. Tampoco debemos olvidarnos de utilizar instrumentos de evaluación variados y de tener en cuenta cuáles son los más adecuados para cada tipo de actividad. Del mismo modo, tenemos que incluir tanto autoevaluación como coevaluación en el aula para realizar la evaluación formativa y que interioricen los criterios y aprendan más de la evaluación. Es interesante utilizarlas porque muchas veces uno mismo se da cuenta de lo que tiene que corregir si tiene interiorizado lo que le piden, así como la opinión de un compañero/a puede ser más cercana y efectiva que la del docente, en ciertos casos. ¡Ah! por cierto, los docentes también debemos autoevaluarnos a nosotros mismos y a nuestra práctica en el aula para que la evaluación formativa dé sus frutos. 

En cuanto a la evaluación sumativa o final, se trata de la suma de todos los resultados de los medios de evaluación que se han utilizado a lo largo del curso académico. Lo más importante de esta evaluación es que sea variada, continua, integrada, integrada, colaborativa, evidenciada y sistemática. Por otra parte, es necesario que conozcamos muy bien los instrumentos de evaluación para poder utilizarlos con efectividad en las distintas evaluaciones que realicemos, evidentemente. Existen diversos instrumentos de evaluación entre los que se encuentran la observación, las charlas, los cuestionarios, checklists, rúbricas, etc. En nuestro caso, nos centraremos en las rúbricas porque son uno de los instrumentos más completos y, a su vez, desconocidos de evaluar al alumnado.  Una rúbrica es una serie de criterios coherente para el trabajo del alumnado que incluye descripciones de los niveles de calidad de actuación en esos criterios. Es una herramienta muy potente porque se empareja el producto con la descripción, de esta forma, el alumnado puede ver claramente qué debe mejorar en su trabajo para alcanzar la meta de aprendizaje que se proponga. La única desventaja que presenta es que debe estar muy bien redactada para que sea efectiva. Esto lo practicamos en clase mediante e diseño de una rúbrica para una actividad que habíamos creado en el tema anterior y también tuvimos que debatir qué instrumentos de evaluación son más adecuados para otra de las actividades realizadas en clase. 
                                   
En conclusión, la evaluación era un tema bastante inexplorado hasta el momento. Me alegra afirmar que después de haberlo tratado un poco más en profundidad en esta asignatura, me siento más preparada para las futuras evaluaciones que vaya a llevar a cabo. En general, me parece la parte más complicada de la labor docente, ya que de este proceso depende la evolución del alumnado y del docente. Asimismo, hay que invertir mucho tiempo en decidir cómo se va a hacer y qué instrumentos serán los más adecuados para cada tarea. Sin embargo, bajo mi punto de vista, me parece tan laboriosa como necesaria, ya que hace que los engranajes de la enseñanza y del aprendizaje encajen adecuadamente. 


Aquí os dejo varios enlaces relacionados con las evaluaciones que pueden resultar interesantes para complementar el contenido de esta entrada: 

Gessa Perera, Ana. (2010). La coevaluación como metodología complementaria de la evaluación del aprendizaje. Análisis y reflexión en las aulas universitarias. En Universidad de Huelva. Recuperado de: https://core.ac.uk/download/pdf/60668786.pdf

Hannigan, C. (2016). An investigation into the use of rubric-based self-assessment and written feedback as an effective teaching tool for the enhancement of student learning in the practical element of a food science degree module. Recuperado de: https://pdfs.semanticscholar.org/1f99/ee59bd211ac65af43c9c58ed020c41073510.pdf?_ga=2.52579240.1483732132.1581473288-990909626.1581473288

Morán Oviedo, Porfirio. (2007). Hacia una evaluación cualitativa en el aula. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/340/34004802.pdf

William, D., Lee, C., Harrison,C. y Black, P. (2010). Teachers developing assessment for learning: impact on students achievement. Recuperado de: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/0969594042000208994

Comentarios

  1. ¡Hola, Alba!

    Me ha gustado mucho tu entrada, especialmente cómo has comparado la evaluación con los engranajes del proceso de enseñanza-aprendizaje y guían nuestra acción docente.

    Como bien has dicho, cuanto más variada y coherente sea la evaluación, más orientada estará nuestra labor. No obstante, creo que en los centros sigue predominando el examen de contenidos como instrumento principal, por no decir el único. Según mi experiencia, esta situación se da incluso durante el período correspondiente a la evaluación diagnóstica y suele hacer media con los siguientes exámenes. Es una pena que una buena parte del profesorado parezca estar obsesionado recopilar calificaciones del alumnado en lugar de darles feedback, aunque hay que reconocer que normalmente en los centros el profesorado tiene un número de estudiantes por aula demasiado elevado. No obstante, este problema podría solucionarse al menos de manera parcial si, como bien has dicho, contribuimos a que el alumnado se familiarice con las rúbricas para fomentar estrategias de autoevaluación y coevaluación, de forma que este pueda recibir feedback con mayor frecuencia y de manera descriptiva.

    Dicho esto, te felicito por tu entrada. Espero que podamos leer más en el futuro.



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    1. ¡Hola, Raquel!
      ¡Muchas gracias por tu comentario! Me alegra que te haya gustado lo que he compartido en esta entrada. Como bien dices, es una pena que los centro estén tan ligados a hacer pruebas y exámenes, sin embargo, están en una postura complicada, ya que existe una larga tradición de enseñanza a través de la metodología tradicional y, muchas veces, incluso los padres exigen que haya notas numéricas y se basan en los resultados que obtienen sus hijos en los exámenes y dejan de lado todo el demás feedback que se les da, que suele ser mucho más importante para su evolución. Entonces, estamos ante una situación complicada en la que hay que ir intentando cambiar la mentalidad de la gente e introducir instrumentos y maneras de evaluar más eficaces combinándolas con las convencionales.

      ¡Un saludo!

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